“Empecé a rezar”

María Belén, La Plata, Buenos Aires.

Elegí hacer el procedimiento sola, en mi casa, en mi pieza, la verdad que estaba muy tranquila y muy segura de lo que iba a hacer. Sabía cada síntoma, así que también estaba preparada por que no era algo tan extraño. Elegí hacerlo de día para no sentirme tan triste tal vez, me levanté temprano, a eso de las 9, desayuné y una vez que se levantó mi mamá le dije que ya estaba lista y que esté atenta por si le gritaba.

Elegí hacerlo de forma sublingual, con una pastilla halls, por el sabor… la verdad que cuando se me fue formando una pastita me dio arcadas, pero traté de aguantar y finalmente cuando pasó la media hora las escupí.

Luego de eso, a los 10 minutos, comencé a transpirar y ahí me di cuenta que ya empezaba todo. La verdad que no quería ni podía usar el celular para distraerme, así que empecé a rezar, para que todo salga bien y para poder ser lo suficientemente fuerte. Seguido a la transpiración empecé a temblar como si hicieran 20 grados bajo cero, temblaba mucho y aunque quería o me tapara mucho no paraba de temblar, así que decidí pararme y caminar, para tranquilizarme más. Empecé a sentir una molestia en el útero, como cuando te viene, pero el triple de molesto, sentía que me pesaba y quería ir a hacer pis todo el tiempo. 

Tenía muchas ganas de vomitar, te recomiendan que tomes reliveran antes si sabés que tenés el estómago muy sensible, pero yo no lo hice. Así que vomité. Llamé a mi mamá y ella me sostenía el pelo y me acariciaba la espalda tranquilizándome, pero yo lloraba, lloraba por miedo a que todo hubiese fallado, a que todo no hubiera tenido un resultado, que hubiese sido en vano.

Pero no, en una de las tantas veces que fui al baño largué un coágulo grande, era bastante grande, más de lo normal, no me fijé mucho qué era y tiré la cadena.

Me quedé con la inseguridad hasta que me hice la eco y todo había salido bien.

Vuelve al inicio