¿Tirarme por las escaleras?
G., 33 años, San Juan capital, San Juan.
¡Buenas! Decidí contar mi historia de aborto en cuarentena para que no sientan que están solas y que, a pesar del aislamiento, seguimos unidas y con mucho amor.
Estuve 18 meses en tratamiento con anticonceptivos para eliminar quistes. Unos meses antes estaban por operarme de éstos y de paso pedí a mi ginecólogo realizarme la ligadura porque estoy decidida a no maternar nuevamente, ya que tengo dos. Él me envió a conversarlo con mi marido y una psicóloga, como si mi decisión no importaba si no era consentida por más personas.
En abril tuve un pequeño atraso, eran 18 días de atraso. Decidí ir al ginecólogo porque estaba segura que no era embarazo ya que tomaba anticonceptivos, ese día el ginecólogo me envió a hacer una ecografía y análisis. Aún no tenía el resultado de los análisis al momento de hacerme la eco, por ende me enteré durante la ecografía que tenía un embarazo de 7 semanas. Fue la peor noticia que podía recibir, la ecografista al darse cuenta que no era una noticia esperada me dio las opciones de mover el monitor y sacarle el sonido, algo que es muy bueno cuando uno ya está decidido.
Salí desesperada, no sabía qué iba a hacer mi marido; no quería contarle nada porque yo estaba decidida: no quería tenerlo. Hablé con varias amigas; algunas se borraron porque no aceptaban la decisión y otras me apoyaron infinitamente. Entre toda la desesperación conseguí el dato de una médica que cobraba $ 700 solo por una receta para Misoprostol: me dijo que cobraba eso porque ella ponía en riesgo su matrícula (creyendo que por $ 700 iba a salvarse). No accedí ya que por más receta que tuviese, en la farmacia no iba a conseguir. Seguí buscando contactos, llamé a gente de Buenos Aires, pero no era muy seguro que me las enviaran y entonces perdería el dinero. Continué buscando y conseguí una persona que me vendió cuatro oxaprost. Pero aún me faltaban 8 más. Hasta que vi un estado de WhatsApp de un contacto: el celular de Las Hilarias 💚💚.
Al día siguiente me puse en contacto. Me atendió la telefonista, un amor. Me explicó cómo era el procedimiento y que tenía que esperar unos días para que una socorrista se pusiera en contacto conmigo. A los días me escribió, fue un alivio terrible cuando me dijo que me podía ayudar y que lo íbamos a solucionar. Le envié mil mensajes, yo estaba muy ansiosa y asustada a la vez porque me sentía muy sola. Con mis amigas solo hablábamos por WhatsApp así que lo más cercano que tenía era mi socorrista que realmente me ayudó un montón.
A mí ya se me había ocurrido hasta tirarme por las escaleras. Tuvimos muchas charlas y mensajes: me dio toda la información de cómo hacerlo, los síntomas que tendría desde qué podía sentir hasta qué tenía que hacer en cada paso. Finalmente pudimos coordinar el día de mi turno. Fui con mis estudios previos a ver una médica a un hospital público, le conté todo lo que me sucedió y ella, súper comprensiva y amorosa, me dijo que me quede tranquila que todo tenía solución. A los dos días regresé por la receta para el misoprostol y las retiré en la farmacia de un centro de salud público. Hablé nuevamente con mi socorrista y repasamos la información.
A los días comencé con las pastillas: empecé con el sangrado leve, pero con muchos dolores. A todo esto, muy nerviosa porque mi marido estaba en la casa y él no sabía nada ni quería contarle porque está en contra de todo esto y no iba aceptar mi decisión. Durante la última toma, a los veinte minutos de tener las pastillas me empecé a sentir muy mareada y con mucho dolor, sentía como que se me había bajado la presión. Fui a la cocina a tomar agua para tragar los restos de pastillas y en ese momento me dio vómito por lo cual mi marido se acercó a ver qué me estaba pasando (yo ya le había comentado que estaba con el período y mucho dolor) en lo que voy de la cocina al baño muy descompuesta, vomité de nuevo en el baño. En ese momento me bajó mucha sangre, tanta que me corría por las piernas. Le pedí a él que me metiera en la ducha, yo estaba con muchos escalofríos. Me metí en la ducha vestida y sola, ahí me bañé ya más tranquila, me saqué la ropa y la dejé en un balde, incluso la ropa interior. Después me recosté, ya se me había cortado el sangrado abundante, aunque seguía con mucho dolor pese a que ya había tomado analgésicos (pero los vomité a los treinta minutos así que no me hicieron efecto). En un momento sentí un dolor muy fuerte, como una contracción, fui al baño y eliminé el saco, pensé que ya estaba completo porque se me pasaron los dolores aunque continuaba con sangrado y eliminando coágulos de todos los tamaños.
Durante todo el tiempo, desde el primer momento que hice la primera toma hasta que me dormí tuve comunicación con mi socorrista, quien me ayudó en todo. Esa noche tuve sangrado normal como de período menstrual y así seguí el día siguiente, ya sin dolores ni nada. No tuve la necesidad de acudir a ninguna guardia, que era lo que peor me ponía y más miedo me daba. Por suerte ya está todo bien y estoy súper agradecida con Las Hilarias que sin conocerme me ayudaron en todo y siempre a disposición! 😘
¡Será ley y no estamos solas 💚💚!