Las protocolas, un instrumento vivo

Por Laura Rosso
Como todas las decisiones, cambiar las protocolas fue también una decisión política de Socorristas en Red (SenRed). Un trabajo de muchos meses de reuniones y conversaciones para re pensar este instrumento donde se registran datos e información de las personas que abortan acompañadas por socorristas. Además, son el insumo que nutre las sistematizaciones que año a año SenRed publica. Pensar estos cambios tiene que ver con revisar las propias prácticas, un lineamiento que la Red siempre tiene presente para ir más allá, para ampliar los horizontes.
La certeza era tener más instrumentos para obtener datos específicos sobre personas menores de 18 años y otro para personas de 18 años o más. Así fue como diseñaron la protocola de niñeces y adolescencias, en la cual trabajaron sobre la especificidad de la edad y se pensaron preguntas en torno a los saberes sobre el periodo menstrual, sobre el aborto con medicación, sobre los derechos sexuales y reproductivos. Una serie de preguntas que también se relacionan con la Ley de Educación Sexual Integral. “Era importante recolectar este tipo de información y además ver si esos saberes se dan en el contexto de la escuela o de otros lugares, como grupos de amigues o medios de comunicación”, señala Belén Grosso, que junto a compañeras y compañeres trabajaron durante seis meses del año pasado las preguntas para incluir en las nuevas protocolas.
“En 2019 -continúa Belén- empezamos a notar en nuestras estadísticas como crecía el número de acompañamientos en niñas y adolescentes. Ese mismo año se conocieron también las estadísticas de UNICEF que revelaban que cada 3 horas en Argentina una niña de entre 10 y 14 años es obligada a gestar, a parir y a criar. Y eso, sumado a los datos del Plan ENIA (Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia) fue para nosotras un golpe durísimo. Todas esas cuestiones hicieron que pensáramos la campaña “En un mundo justo las niñas no son madres”, que lanzamos en agosto de ese año. Pero además, ese trabajo de lectura, nos puso de frente a la necesidad de hacer algo más. Nos preguntamos: ¿Qué está pasando con las niñas y adolescentes? ¿Qué sabemos de esos acompañamientos que son específicos, que no son iguales al resto? ¿Qué tenemos que mejorar? Así nos pusimos a pensar en una protocola específica para esos acompañamientos. Había que pensar otras preguntas para mejorar los talleres y los acompañamientos. Y eso nos decidió a mejorar el instrumento”.
Las protocolas son herramientas fundamentales para el hacer de la Red. Belén agrega: “Fue fundamental armar esta herramienta. El año que viene vamos a tener mucha más información sobre cómo mejorar los talleres con niñas y adolescentes, por ejemplo. Vamos a saber si las personas con discapacidad llegan o no a nosotras. Si las personas no binarias abortan o no abortan con Socorristas en Red. O sea, nos abre un mundo de posibilidades para pensar hacia dónde va la política de SenRed porque esos datos que obtenemos año a año nos ayudan a pensar el devenir y en dónde queremos hacer eje”.
Las protocolas son una fuente de información que permite pensar los horizontes de la red de socorristas. Hay que destacar la alianza y el trabajo con la Universidad Nacional del Comahue, con quienes vienen trabajando desde hace varios años, en la Facultad de Informática. Belén cuenta: “Cada grupa de socorristas tiene acceso a una plataforma virtual donde se vuelcan los datos y ahí es muy interesante el intercambio que tenemos con Federico Amigone, el compañero que diseñó la plataforma y se ocupa de todo este trabajo. Él nos va ofreciendo su mirada. Nos propone mejorar la plataforma, hacerla más sencilla, más bonita estéticamente pero sobre todo más práctica para quienes tienen que cargar los datos. Eso fue muy importante. Federico nos hace devoluciones y mejora la herramienta para que haya menos errores y que la descarga de datos sea más sencilla”.

Libro de sistematización año 2017 – SenRed
-¿Qué implica el trabajo con la Facultad de Informática?
Belén: -Fue una decisión muy importante porque el trabajo con otras organizaciones y con la Universidad del Comahue también habla del trabajo de Socorristas. Buscamos una universidad pública, y la Facultad de Informática nos da un respaldo muy importante. Y que sea Federico quien se ocupa de eso. Él siempre nos agradece porque nos importan humanamente los datos, dice que llenamos de vida los datos y vamos pensando cómo mejorar a partir de lo que ya hicimos. Pensamos más allá de la estadística y eso es interesante en el trabajo con los propios números.
Federico Amigone es docente e investigador de la Facultad de Informática de la Universidad del Comahue y sobre el aprendizaje que le dio el trabajo con la red de socorristas dice: “La verdad es que, por una cuestión de absoluta ignorancia o por estar mirando para otro lado, siempre percibí al feminismo como un suceso político un poco ajeno a mi realidad y a mis preocupaciones. Pero claro, cuando comencé a trabajar con ellas, tomé contacto con algo más allá de lo superficial. Hasta ese punto solo me había llegado su mención desde algún reflejo mediático: alguna marcha, algún periodista molesto por el uso inclusivo del lenguaje y cosas así. Cuando comenzamos a trabajar hace algunos años, no tenía una idea ni siquiera aproximada de la densidad del trabajo y la organización que venían desarrollando ni tampoco de las realidades subterráneas de las mujeres relegadas por la normatividad. Realidades que ellas buscan sacar a la luz. Y no es que ahora tenga totalmente clara la dimensión en la que operan, porque todavía sigo tratando de entender cuáles son las características que convierten al fenómeno político del feminismo en un vector transformador de lo social. El aprendizaje ha sido y está siendo muy grande. En el inicio parecía ser solo un trabajo de desarrollo de un sistema más, pero hoy el conocimiento de la complejidad funcional que tienen me hace pensar que necesitamos a esta red activista para cualquier iniciativa transformadora social que intente construir una sociedad más igualitaria e inclusiva”.

Páginas del libro de sistematización año 2020 – SenRed
-¿Qué destacás de los cruces que se dan entre feminismo, praxis y lo que puede ofrecer una universidad?
Federico: -Yo intento estudiar el feminismo teórico a través de sus autoras más conocidas, pero claro, el feminismo desborda la teoría y se constituye como una praxis, de manera que probablemente siempre me quede a medio camino en esa tarea. Este proceso de intelección para mí es muy serio porque creo que cualquier iniciativa que busque incorporar una dimensión igualitaria en la sociedad debería intentar entender cómo libra sus batallas el feminismo. Por ejemplo, en la Facultad de Informática estamos explorando mecanismos para la enseñanza de la programación a las infancias en el espectro autista, con el objetivo de desarrollar su inserción en el mercado laboral tecnológico. Yo soy papá de un nene con autismo y vengo teniendo excelentes resultados en ese plano, pero el problema es más profundo porque hoy el concepto de profesionalidad se impone desde una lógica binaria y neurotípica. O sea, no alcanza solo con enseñar a una niña o niño autista, hay que adecuar el mercado de trabajo también. Y esa, para mí, es una tarea totalmente fuera de escala para todos, menos para el feminismo. Entonces, creo que para determinados problemas complejos, el feminismo es un sistema de coordenadas muy útil para ordenar las líneas de acción.
-¿Cuál es la importancia de que una Universidad Nacional aloje los datos obtenidos de los acompañamientos?
Federico: -La Universidad tiene que tomar contacto con las esferas sociales y lo está haciendo. Lo hizo con la cuestión técnica de la capa de datos de la plataforma de la red de socorristas: hoy la Facultad de Informática proporciona la infraestructura que aloja esos datos. Y la facultad apoyó la iniciativa en un momento donde no estaba tan claro que, por ejemplo, se iba a ganar la lucha de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Es algo de lo que podemos estar orgullosos, en tanto cumple una función social de importancia estratégica y responde a una demanda social. Creo que necesitamos ver más iniciativas concretas en este sentido y la universidad configura una plataforma muy valiosa para articular demandas insatisfechas. Ojalá sigamos viendo y sean cada vez más esas iniciativas.