«Nadie es feminista sola»

Ciudadana ilustre de Montevideo, Lilián Abracinskas recibió días atrás esa distinción por su trabajo por los derechos sexuales y reproductivos. Fundadora de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU), define su feminismo como diverso e inclusivo. En esta charla, brinda una mirada de cara a los desafíos del Frente Amplio -que ganó las elecciones el pasado 24 de noviembre- después de los retrocesos en materia de género ocasionados por la coalición de derechas que tuvo como presidente a Lacalle Pou.
Por Laura Rosso
Como activista feminista, Lilián sigue siendo acompañante de aborto y va seguir siéndolo. Dice que eso la conecta, “sino el mundo te marea”. Ex directora de MYSU e integrante de la Red de Acompañamiento Las Lilas, (que también forma parte de la Red Compañera de América Latina y el Caribe) señala que para ser feminista tiene que haber praxis feminista y la praxis feminista es colectiva. “Nadie es feminista sola. Esta es una lucha que siempre ha sido regional e internacionalista y estar en la Red Compañera es crucial”.
Las ultraderechas se posicionan en contra de la agenda de los feminismos, del aborto y de los derechos de la diversidad sexogenérica, entonces ¿cómo transferimos los acumulados feministas a las próximas generaciones?, se pregunta Lilián. Y encuentra la respuesta en trabajar con jóvenes de todos los géneros y dar lugar a la conformación de grupos en articulación con otros actores sociales para que esta lucha se integre a la lucha por la justicia social, por los derechos humanos y por la defensa de las democracias. “Articular con otres cuyos cometidos emancipatorios sean los que te hacen coincidir. Nuestro feminismo viene de la resistencia de las dictaduras, de rearmar el campo político después de la represión y eso hay que transmitirlo a las generaciones jóvenes para que no se pierda la lucha identitaria en el bosque de la macropolítica”.
Lilián sostiene que fenómenos como los de Milei, Bolsonaro y Trump, a los que adhieren varones jóvenes “es algo que nos tira para atrás. Tiene que haber una solución dialogante. No puede ser que los varones retrocedan a épocas trogloditas. Cinco años de un gobierno de derecha es un retroceso patético. Particularmente esto de habilitar los discursos de odio, además del retroceso económico, porque gobernaron para el 20% más rico del país. El deterioro y el retiro del Estado de los sectores más vulnerados hizo que el narcotráfico y la delincuencia se hayan incrementado en los sectores más empobrecidos. La corrupción en estos cinco años ha sido impresionante. Después reconstruir cuesta muchísimo”.

¿Cómo es el camino para rearmarse?
-En el programa del Frente Amplio tenés el eje de la igualdad de género, que es un eje sustantivo del plan de propuesta programática. Ahí tenés el sistema nacional integrado de cuidados, como un eje organizador de las políticas sociales y superador de las división sexual del trabajo. También el fortalecimiento del sistema educativo en todos los niveles, porque la capacitación de sus recursos humanos hace de Uruguay el país menos desigual de toda la región. Y con capacitación de calidad mejora todo porque amplía posibilidades de trabajo y de mejores salarios. Este es un gobierno particular del Frente Amplio, que se define como una fuerza antipatriarcal y feminista, y asume la agenda de igualdad de género como sustantiva de su programa de país. Eso hace que la izquierda asuma el nivel de la opresión no como algo aleatorio sino como algo estructurante de la desigualdad. Entonces, no solo llega la izquierda al gobierno sino que llega con un nivel de compromiso con nuestra agenda que te permite exigirle con otras condiciones. Habrá feministas en el parlamento, en el poder ejecutivo… Es decir, hay otras condiciones.
¿Cómo ves a los feminismos en Uruguay?
-El movimiento feminista y de mujeres tiene problemas, está muy amplificado pero muy desarticulado también. Los 8M son multitudinarios, son como una explosion pero eso luego no se vehicula en estrategias de incidencia sostenidas y permanentes. Hay posturas más ultrarradicales que tampoco ayudan a entender que estamos en otro status de lucha. Creo que hay que volver a lo que se llamaba la formación de cuadros. Todas aprendimos de las que venían transitando desde antes, todas nos sentamos a leer en qué lucha nos metíamos, el recorrido de esa lucha, herederas de quienes éramos. Porque esta lucha no empieza cuando yo entro y no se va a terminar cuando yo me vaya. Pero no hay una pasión por conocer a qué lucha se suman, de dónde viene esa lucha. Hay que aprender de lo transitado, saber hasta dónde llegamos. Porque no reconocer los avances que tuvimos, aunque no estemos conformes, es un problemón. ¿Por qué no somos capaces de reconocer nuestras diferencias, nuestros recorridos, nuestros aprendizajes y nuestras capacidades? No es verdad que todo vale lo mismo. Eso es desacumular. Eso es no valorar una lucha, después podrás pelearte pero tenés que saber quiénes eran, qué hicieron.
¿Ves terreno fértil para eso?
-Hay que proponérselo, nada está dado, si no lo construís o no lo proponés, no va a existir. Creo que hay que ampliar la base social para nuestras demandas. La gente tiene que saber que no peleamos para nosotras, peleamos para la gente. Cuando peleamos una política pública o una ley es para todo el mundo, no es para mí y para mis amigas, la gente lo tiene que entender, se lo tiene que apropiar y tiene que saber que fue producto de una lucha.
Los feminismos y transfeminismos están siendo atacados y violentados…
-Hay que ver quién adhiere a esas voces de ataque y quién no. Y empezar a buscar alianzas. No solo nos atacan a nosotras, también atacan a migrantes, a clases trabajadoras, a sectores empobrecidos. Hay que tratar de ir a buscar esas voces. No podemos ir a esta lucha solas. Que la gente entienda cuál es la propuesta feminista en campos que no son estrictamente feministas es uno de nuestros desafíos. Si seguimos solas entre nosotras nos come la marea reactiva. Necesitamos lugares de encuentro para articular estrategias, un movimiento social con capacidad crítica. Si no, volvemos a retroceder a espacios previos al compromiso de los Estados con la igualdad de género. Tenemos herramientas que se lograron con la lucha feminista, eso hay que saberlo.