25Nov Acción Feminista Global: canto por Palestina

Foto: Radio Popular Zancocho
Por Laura Rosso
Acción Feminista Global (AFG) es una red en clave planetaria, feminista y plural que se teje entre geografías, subjetividades y trayectorias políticas muy diversas. Hoy reúne a más de 540 personas que propician un escenario transfronterizo de intercambio, reflexión y debate frente a las dinámicas propias del neoliberalismo. En esta nota, la socióloga colombiana Natalia Hernández Fajardo, habla sobre la coyuntura de genocidio en Palestina y cuenta las acciones que despliega esta red feminista del sur global.
¿Cómo está compuesta esta red transnacional feminista?
-Acción Feminista Global (AFG), es un espacio compuesto por mujeres y diversidades, indígenas, negras afrodescendientes, raizales, migrantes, campesinas, académicas, estudiantes, periodistas, cuidadoras de sus casas, liderezas sociales, sindicales, artistas, abogadas, defensoras de la tierra, sanadoras con medicina ancestral, compañeras que habitan en las ciudades, otras en el campo, o aquellas que desde sus propias experiencias de vida desmienten frontera entre lo urbano y lo rural. Una red de trabajo heterogénea que conjuga el movimiento feminista que se desplegó con la Marea Verde y el Ni Una Menos en Argentina, las luchas populares de Colombia, Chile, Ecuador y Perú, imbricándose también con procesos territoriales situados en contextos diversos, con antecedentes y horizontes de lucha que no necesariamente han estado en contacto, por lo menos directo, con las formas y objetivos de lucha feminista del Cono Sur. En este chat conversan de forma directa, por ejemplo, compañeras de Argentina con mujeres afrodescendientes del Pacífico Colombiano, y todas, todes en este momento, estamos pensando y hablando de las conexiones entre nuestros territorios y lo que está pasando en Palestina. Propiciar este escenario de intercambio inmediato entre compañeras y compañeres tan diversas está habilitando la consolidación de una infraestructura feminista riquísima de investigación y producción de ideas, estrategias, acciones que se encuentran en una apuesta común que reconoce la potencia de la solidaridad transfronteriza como práctica política de cuidado y de resistencia frente a dinámicas propias del modelo neoliberal, colonialista y patriarcal y las huellas que estos sistemas de dominación imprimen con violencia sobre nuestros cuerpos, territorios y comunidades.

¿Qué acciones realizaron este 25N en solidaridad con Palestina?
-Fueron tres las acciones que lanzamos desde la red para el 25N. En primer lugar, la composición de un Canto por Palestina, que fue construido de manera colectiva por muchas mujeres y disidencias de diversos países y que tiene como base melódica la canción de la Guerra Civil española: “Que la tortilla se vuelva”. Esta canción se entonó en muchos territorios de la mano de las consignas: “No es guerra, es genocidio”, “De Abya Yala a Palestina, resistencia feminista”, junto con el grito “Cese total al fuego en Palestina, ya”. En segundo lugar, llamamos a leer el Manifiesto Feminista por Palestina, que también se construyó entre múltiples manos y con muchísimas reflexiones de por medio, y que representa también el lugar de consenso político desde donde nos situamos para accionar en solidaridad con Palestina. Y, por último, se planteó la de vestir los monumentos de los lugares que habitamos con pañuelos violetas y de palestina.
¿Cuáles son los parámetros más relevantes de la historia de este conflicto?
-En AGF asumimos una posición de abierta y activa indagación, estamos buscando precisamente comprender la complejidad de lo que está pasando en Palestina a través conversatorios y encuentros con compañeras palestinas y del Medio Oriente. Como punto de partida, reconocemos que no es posible entender lo que sucede aislando la experiencia de Palestina de un contexto más amplio que incluye África y alcanza incluso a América Latina. Por otro lado, creo que un parámetro relevante de este largo proceso de avanzada colonial sobre el pueblo Palestino, comienza con el mismo mito fundacional de Israel que sirvió para constituirse como Estado: “Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, que resuena mucho con la mal llamada campaña del desierto, como nombró Julio Roca a la conquista sangrienta que desconoció la existencia de pueblos que habitaban esos territorios en Argentina. Entonces, no se trata de un conflicto entre pueblos por la misma tierra, porque de hecho antes de la existencia del sionismo y de la ocupación militar de 1967 en Palestina convivía una sociedad multireligiosa conformada por gente musulmana, cristiana y judía. El problema es el sionismo como proyecto político y el régimen de apartheid que instala en Palestina un proceso de continuo reforzamiento del proceso de colonialización, ocupación, expulsión forzada y limpieza étnica.
¿Cómo podrían ser explicados los ejes más importantes de la responsabilidad del Estado de Israel y su gobierno de ultraderecha, sobre la crueldad a la que somete a la población palestina?
-En ese sentido prefiero hablar de Estado Sionista de Israel o Estado sionista colonial de Israel, porque si bien el gobierno actual representa la ultraderecha nacionalista sionista, no siempre ha sido así, otras fuerzas como la de Isaac Rabin miembro del Partido Laborista israelí y elegido Primer Ministro de Israel en dos ocasiones, había apostado junto con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) por sentar bases para la autodeterminación palestina como parte de un proceso de paz. Este ministro fue asesinado por el ultranacionalista judío Yigal Amir, y con esta muerte y una campaña de descrédito liderada por la derecha del hoy primer ministro Benjamín Netanyahu se consolidó como la principal fuerza en Israel. Desde AFG se viene reiterando además, el entramado de responsabilidades que incluye a las potencias del mundo que garantizan la impunidad de Israel en el irrespeto de las resoluciones de la ONU y en el avance del sistema de apartheid y de ocupación ilegal de los territorios palestinos, la falta de un posicionamiento contundente por parte de Naciones Unidas que se exprese en sanciones internaciones concretas, y a la participación de empresas y multinacionales extractivistas cómplices con el colonialismo en Palestina.
¿Con qué herramientas feministas es posible pensar esta situación, que además implica el genocidio del pueblo palestino?
-Como dice la antropóloga Ruba Salih, pensar que lo que pasa entre Palestina e Israel comenzó el 7 de octubre es cancelar la gravedad del genocidio en curso que lleva desplegando por más de 75 años el Estado Sionista de Israel sobre la Palestina histórica. Vemos entonces que actualmente asistimos a un intento de criminalización de la posibilidad de historizar y contextualizar lo que está ocurriendo en Palestina negando todas las prácticas de violencia que se están reproduciendo sobre todo un pueblo. Esa negación refleja la devaluación de vidas y territorios, como si no tuvieran derecho a existir y como si algunxs tuvieran derecho a elegir quienes viven y quienes no y en qué condiciones. Nosotras las feministas decimos que todas las vidas importan, humanas y extrahumanas. En ese sentido, necesitamos continuar elaborando una mirada feminista que implica por un lado, hacer un esfuerzo por ampliar el marco de análisis incluyendo las luchas del Medio Oriente, de África, para que desde una perspectiva interseccional interpelemos las distintas formas de dominación que jerarquizan el valor de las vidas, investigando sus cruces entre contextos y temporalidades distintas, buscando dar cuenta de los enlaces que existen entre luchas y resistencias anticoloniales, reivindicando y apelando a nuestro derecho a la historización y contextualización de nuestra historia global en relación con nuestras historias locales, como parte fundamental de la posibilidad de imaginar soluciones políticas. Implica fortalecer alianzas y seguir preguntándonos cómo desde la mirada de las mujeres diversas podemos construir resistencia común que consolide respuestas sistemáticas frente a violencias sistemáticas, como dijo en una asamblea una compañera del Movimiento de Mujeres por Kurdistan. Y como dicen los, las y les zapatistas: “Solo mirando muy lejos, hacia atrás y hacia adelante se podrá entender el paso presente”.