Activismo socorrista en tiempos de pandemia Covid-19

UN REFUGIO FEMINISTA PARA FUGARNOS DEL AISLAMIENTO Y ESTAR CERCA
Este escrito se hace con voces de activistas que viven en ciudades de la región patagónica de Argentina.
Un territorio signado por una multiplicidad de rebeldías y re-existencias, en las que destacan los reclamos del pueblo mapuce, dándole tonalidades y vitalidades particulares al feminismo que a(r)manos.
Parafraseo a Sara Ahmed (2018): tenemos que afirmar a cada rato que los deseos de abortar importan y nos importan. Tenemos que afirmar a cada rato que nuestros deseos de acompañar esas decisiones también importan y nos importan. Hay todo un sistema empecinado en hacer -y hacernos- sentir lo contrario.
Nos importa la vida elegida. Nos importa cuidar y cuidarnos.
Nos importa ese activismo que hace de las presencias un modo plagado de ingenierías que van y vienen en un ir y venir persistente y sagaz.
Nos importa fugarnos de las maquinarias de género que succionan nuestras energías vitales inoculando fragmentación.
Nos importa posibilitar zonas de contacto, para que quienes abortan no ingresen a las desoladoras zonas de riesgo. Y que en la hibridez y fugacidad de esos contactos nos armemos algo donde refugiarnos.
Nos importan esas fugas y las convicciones que en ellas vamos construyendo, aún plagadas de fragilidades, que se vuelven potencia en la experiencia intransferible del estar ahí.
Nos importa estar. Nos importa ahí. Nos importa cerca.
La cuarentena nos roba el corazón socorrista…
[…] una de las cosas más potentes que tiene el socorrismo, es la posibilidad de encontrarnos entre desconocidas en un mismo espacio, pensando juntas cómo resolver sobre nuestras vidas y nuestras relaciones. El aislamiento nos lo pone de frente otra vez ¿no? Nos muestra, para mí, lo principal de esta tarea del socorrismo que es el encuentro y la construcción política y colectiva de cómo llevar adelante nuestras decisiones. Que sí tienen una dimensión individual pero que la resolución siempre es colectiva y es mucho mejor cuando te juntas con otras a pensar. Todas esas cosas que, de alguna manera, habíamos logrado contener y viabilizar a través de ese encuentro colectivo, me parecía que volvía un poco para atrás ahora. Y entonces, refuerza la importancia y el sentido de ese espacio (Yanina, Neuquén).
Extrañamos el encuentro presencial, las miradas y los gestos que también construyen la amorosidad en el proceso de acompañamiento (Virginia y Melisa, Esquel).
En el taller, yo pienso que se abre un espacio-tiempo tan íntimo y tan ajeno a lo que nos rodea a esas dos horas, que ese espacio-tiempo tiene el poder de construir una confianza y una complicidad que con la virtualidad a mí no me alcanzaba (Ailín, Neuquén).
[…] las medidas del aislamiento social, preventivo y obligatorio, no nos permitían lo más jugoso, lo más propio, lo más particular que tiene el socorrismo que es ese encuentro cara a cara con les otres, con las mujeres y personas con capacidad de abortar que acuden y llaman al teléfono rosa. Ese encuentro personal, singular, pero a la vez colectivo donde todes ponemos a disposición saberes, escuchas atentas y afectos… (Andrea, Comarca Andina).
La cuarentena no nos expropia la imaginación colectiva…
Cuando se decretó la cuarentena no existió la posibilidad de dejar de acompañar, lo que primero sentimos fue que teníamos que organizarnos para pensar estrategias de manera que esto que venimos haciendo, no se viera interrumpido. […] tuvimos que agudizar también el oído, que si bien es una tarea que nosotras la venimos haciendo y es muy importante en toda la red el primer contacto con la persona que se comunica a la línea, […] en este momento sabíamos que se iba a necesitar mucho más oído, mucha más paciencia, mucha más sensibilidad y más apertura (Carla, Fiske Menuco).
[…] teníamos algo a favor: sabemos acompañar a distancia y hacerlo por teléfono, aunque vivamos en el mismo pueblo o barrio, lo podíamos hacer. Así que fue un momento de dar tranquilidad, de acompañar, de dar certezas y seguridades para que esa mujer, joven o adolescente supiera que no estaba sola (María Inés, Los Lagos).
Acompañar abortos en pandemia, todo un desafío del estamos para nosotras, desafiarnos y poner en juego la creatividad de las estrategias del feminismo arriesgado socorrista. Por acá, en la Comarca Andina del Paralelo 42 la pandemia nos partió al medio, y no sólo metafóricamente hablando. Nos partió al medio, así y literal concretamente. La frontera provincial infranqueable entre Río Negro y Chubut nos dejó a ambos lados, nos partió, por suerte, en dos, […] de un lado y del otro de esa frontera, de ese límite estatal que no podríamos atravesar. Pero nosotras no sabemos de límites estatales así que seguimos a(r)mando acompañamientos afectados en tiempos de pandemia, acompañamientos articulados con médicas y médicos amigables afianzando y profundizando esas redes que venimos construyendo desde hace seis años en esta comarca del sur. Seguimos interpelando la narrativa estatal en tiempos de cuarentena. Siempre, extendiendo los límites de lo posible (Andrea, Comarca Andina).
Creo que, sobre todo la gran tarea es generar un vínculo firme con la persona acompañada, a pesar de y a través de la virtualidad. La tensión entre el distanciamiento social y el despliegue de los afectos por medio de las llamadas y los mensajes nos ubica como socorristas en un lugar de incertidumbre. Hoy ser socorrista nos implica una búsqueda permanente de acercamientos y la construcción de una experiencia afectiva nueva. Además, el desafío constante de continuar consolidando la articulación con el sistema de salud… (Virginia y Melisa, Esquel).
Atravesamientos encuarentenados al desnudo ¿quién dice que es fácil?
Puntualmente hemos registrado junto a la otra telefonista, que los llamados duran más, que la intensidad de la angustia o de esa sensación que a veces invade de apuro de necesidad de resolver, aumenta la intensidad en este contexto. […] el contexto de estar en ciudades donde se está desarrollando uno de los epicentros de la pandemia a nivel provincial, tener esa sensación de agobio, de encierro, de no poder resolver de ninguna manera; en muchos casos las respuestas de la gente del sistema de salud, con absoluta ausencia de empatía. Creo que todo eso lleva a que la atención telefónica nos demande muchísimos más esfuerzos en garantizar esa escucha, en poder mostrarnos disponibles y que esa disponibilidad también implica que haya una afectación de eso que le está pasando a las mujeres. Que nos enojemos, que nos angustiemos, que nos dé bronca, que lloremos, que tengamos ganas de salir a buscar a la gente y gritarles en las caras que tienen que cumplir y que tienen que garantizar derechos. Creo que sí, que la atención telefónica nos está demandando muchísimo más en términos de esa afectación (Tamara, Villa Regina).
En un principio los acompañamientos fueron complejos hasta que le agarré un poco la mano a cómo era esta nueva manera de acompañar, se mezclaban las ansiedades (y se mezclan) del aborto y del proceso en sí más las ansiedades de estar en casa, la inestabilidad laboral, la incertidumbre económica, el miedo, la angustia, la preocupación por salir, el trabajo doméstico (Luba, Neuquén).
Fue todo muy veloz y un poco avasallante también. Y costó, al principio, pasar de hacer talleres con una compañera o compañere y pasar a la virtualidad, tuvo sus efectos. No sé bien si era el encierro o el hacer sola las cosas o qué era exactamente, pero en los primeros acompañamientos me sentía muy rara y sentía que había una sensación de desconfianza, como que se me despertaba una desconfianza que nunca tenía. Y sólo se me iba esa desconfianza o la iba pudiendo desarmar cuando lograba hacer una videollamada con la mujer que me tocaba acompañar. Estuve, también, pensando mucho en torno a la palabra y a la comunicación que, para mí, cambia tanto entre la presencialidad y la virtualidad. Y en cómo el encierro afecta esa comunicación y se volvía mucho más importante el gesto amable. La claridad en qué queremos decirle, detener un poco más el tiempo y darse tiempo para conversar. Dejar abiertos los canales de comunicación ¿no? Abrir esa posibilidad de que podamos conversar (Ailín, Neuquén).
Por un lado, nos propusimos seguir insistiendo en que cada acompañamiento esté planteado desde la misma amorosidad y compromiso pre- aislamiento/distanciamiento obligatorio, incluso cuando parecía que estas puertas fuesen imposibles de flexibilizar (Luna, Cami y Lucre, Esquel).
Me sentí frustrada cuando no pude acompañar a una mujer por la cantidad de semanas de las que estaba. […] Fue la primera vez que le tuve que decir a una mujer “no podemos”. Me encontré, también, con mujeres exigentes de atención, de paciencia, con algunas que se encuentran encerradas con el machismo en sus casas. Con mensajes que dicen “cuando mi marido vuelva a trabajar yo te llamo. No me escribas ahora, él me revisa todo”. Me encontré con Aldana que decidió continuar su embarazo y quedamos en volver a encontrarnos cuando todo esto termine (Luba, Neuquén).
La cuarentena no nos quita lo articulado…
La cuarentena me puso como en contacto con otras cuestiones como con el sistema de salud. […] pude dimensionar también el entramado que se había ido haciendo durante tantos años, como red y específicamente de las revueltas. Y los muchos vínculos que había. Poder ver eso primero me sirvió a mí, pero también me sirvió para contarles y sostener a las mujeres que después me tocaba acompañar (Ailín, Neuquén).
Acompañar abortos en tiempos de COVID-19 es emocionarnos hasta las lágrimas porque en una sala del hospital local, una socorrista y una socorrida se pueden abrazar hasta que el miedo se esfuma, es en esa sala, donde una mujer que aborta ya no está más sola. Acompañar abortos en cuarentena es transgredir los límites de lo impuesto, para en esa sala de hospital, seguir abrazándonos y abortando juntas (Ana, Comarca Andina).
Que no nos falte el refugio activista…
[…] cómo se ha reconfigurado el tema de la confianza. Porque al estar nosotras sin posibilidades de movernos y al estar ellas también en situación de encierro, cómo hemos potenciado ese vínculo de confianza, que se vuelve una relación como mucho más íntima con la acompañada y que también permite que nosotras podamos acceder a parte de sus historias que muchas veces no están obligadas, ni es necesario que nos cuenten. Pero en una situación de aislamiento fue necesario tener algunos detalles sobre su vida privada, sobre su organización familiar, sobre los tiempos dentro de su convivencia y su casa, sobre la forma en que viven y se organizan. Es que en el momento de no aislamiento podía moverse a la casa de una amiga, podía moverse a la casa de una madre, de una persona familiar que sí las acompañara, y en este momento tienen que abortar en las casas a pesar de la situación y del contexto en el que estén viviendo (Carla, Fiske Menuco).
[…] entonces cuando ella logra expulsar me manda un mensaje y me dice que lo único que estaba pensando era cómo me abrazaría. No nos conocemos y estoy pensando que en este momento te daría un abrazo. Y la verdad que para mí fue super emotivo y super emocionante que nos pasen esas cosas. Porque entiendo que también hay mucho registro de parte de las mujeres que nosotras estamos disponibles y estamos disponibles en esos sentidos para ellas ¿no? En sentidos amorosos (Tamara, Villa Regina).
Hace unos meses atrás, desde el otro lado de la tierra, estamos viendo cambiar drásticamente nuestras rutinas, nuestros proyectos a corto plazo, nuestras maneras de vincularnos, aunque el miedo y la angustia fueron parte de mis días, quizás lo siguen siendo, está del otro lado, un sentir que me acompaña, me organiza y me calma. Ese otro lado, son mis compas socorristas. Estaba desayunando, mirando detenidamente las opciones anacrónicas que se estaban desarrollando en mi vida, como un cuento de misterio cuando recibí un WhatsApp de Ana, amorosa socorrista telefonista preguntándome si estaba presente para acompañar un aborto en cuarentena y en un parpadeo, las cuatro paredes de mi departamento se iluminaron, las ventanas se hicieron más grandes y luminosas y del otro lado estaba una mujer con su historia a flor de piel, mirando sus proyectos, mirando su vida. […] Es saber que estamos juntas, es saber que estamos dispuestas a amar y acompañarnos (Vanesa, Comarca Andina).
Justo el otro día a Aldana Pasquinelli y ella decía algo así como sembrar conversaciones para cosechar más libertades. Yo lo pensaba en los socorros, que en algunos acompañamientos no sólo sembraba conversaciones con mujeres, sino que en esa siembra también me hallaba yo en compañía, en esta cuarentena. En algún modo también esas conversaciones me acompañaban a mí (Ailín, Neuquén).
[…] ha generado mucha conversación entre nosotras sobre las conversaciones con las mujeres, mucha conversación para pensar estrategias sobre cómo insistir en el sistema de salud; creo que también se han habilitado otras cuestiones dentro de lo grupal nuestro, de la conversación sobre la conversación y también de ir conversando cómo se van tiñendo estas situaciones en esta lógica de los afectos y la afectación. Me parece que viene por ese lado también el proceso. Y las mujeres están siendo super cálidas con los mensajes, super amorosas, super demostrativas. Parece que hay como una cosa del afecto más a flor de piel (Tamara, Villa Regina).
Acompañar abortos en pandemia, es ser más creativas que siempre. Es, con este frío, tejernos y entretejernos como hilos de lana para calentarnos el corazón y acompañar y acompañarnos así, más abrigaditas las esperanzas (Ana, Comarca Andina).
[…] pensé sobre todo en la palabra tejer; pensaba que era una tarea muy poderosa que siempre fue asignada a las mujeres. Y pensaba que ante tanto encierro y tanta prohibición y tanta separación física, en realidad supimos tejer con otras y otres. Entonces, pensaba, que con todos esos entramados pudimos y podemos salir como por los huecos de una cuarentena ¿no? Que es preventiva y obligatoria. Como un hilo, salimos por la hendidura del zócalo, por la mirilla de una puerta, por la ranura de una ventana (Ailín, Neuquén).
Ruth Zurbriggen (junto a quienes prestaron sus pensamientos y a Belén Grosso que colaboró con la lectura atenta).
Colectiva Feminista La Revuelta en Socorristas en Red (feministas que abortamos)
-Neuquén, Patagonia Argentina; viernes 19 de junio de 2020-