Cuatro años del derecho más colectivamente luchado

Este 30 de diciembre se cumplió el cuarto aniversario de la sanción de la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en Argentina, una conquista histórica para el movimiento feminista. Un derecho que se ganó en las calles, inundadas de verde, y en todos lados donde la discusión sobre quién decide sobre el propio cuerpo estuvo presente.

por Ada Augello 

La ley 27.610, impulsada por diversas organizaciones y personalidades, en articulación con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, despenaliza y legaliza el derecho a decidir sobre los cuerpos de las mujeres y otras personas con capacidad de abortar. Desde entonces, el Estado está obligado a garantizar las interrupciones de embarazos no deseados con métodos adecuados, en línea con los recomendados por la OMS, lo que ha contribuido a la reducción de muertes evitables debido a la clandestinidad de la práctica.

A pesar de los avances, la implementación de la ley ha enfrentado desafíos, especialmente en el contexto de ajuste generalizado, recortes presupuestarios y la falta de distribución de medicamentos esenciales como el misoprostol y la mifepristona. Además del vaciamiento de las políticas de educación y salud sexual en términos generales. 

En estos tiempos históricos, el asesoramiento, acompañamiento y activismo de quienes acompañan abortos resulta vital. La ley, acompañada por socorristas, hace posible que abortar en Argentina sea una acción relacionada a la libertad de decidir y no al miedo.

En una ciudad que es reconocida por el movimiento del No a la Mina, entre montañas y en pleno corazón de la cordillera activistas socorristas, amistades políticas y alianzas estratégicas, se reúnen a pegatinear con consignas aborteras en las calles. Recorren las calles aledañas al juzgado federal, la municipalidad y el consejo de la mujer, entre otros puntos icónicos de la ciudad de Esquel.

‘Libertad es poder decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos’ dice uno de los afiches estampados con engrudo sobre un tapial. Sobre el margen inferior se dibujan unas flores, la fecha de un 30 de diembre de 2024 que amanecería empapaleado en conmemoración a la marea verde que también agitó aquellas calles y la firma de la colectiva feminista Mutisias Rebeldes.

Caminan por la zona céntrica de Esquel, por espacios públicos concurridos que suelen ser puntos de concentración y recorrida de marchas y movilizaciones. Una de las activistas cuenta: “nos acompañan activistas de otras organizaciones como la mesa de diversidad LGBTIQ y amistades que siempre se suman a las movidas o formaron parte de la colectiva”.

Otro afiche interpela en signo interrogativo: ‘¿Sabías que el gobierno nacional desmanteló el Plan ENIA que logró descender a más de la mitad la cifra de embarazos adolescentes?’. Refiere al programa nacional e interdisciplinar que acercaba opciones de cuidado y disfrute de la sexualidad en la adolescencia, garantizando el uso seguro de métodos anticonceptivos y de barrera a diferentes territorios. Además de acercar el acceso al derecho a interrumpir embarazos no deseados.

“Nos sobran motivos para resaltar la importancia de la ley en estos tiempos de avance de la ultraderecha fascista y neoliberal, patriarcal y machista que ve en las luchas de los feminismos y sus derechos conquistados una amenaza y un enemigo”, dice la activista socorrista de Esquel.

En otro rincón de la patagonia, otras socorristas se dan cita al caer el sol. Una de ellas ata sus rulos con un pañuelo verde, emblema de la lucha por el aborto en nuestro país. Otra de ellas se calza una peluca rosa. Están felices. Hace cuatro años que la lucha feminista dió un paso gigantezco. 

Caminan las calles de la localidad de El Hoyo, un valle en el que las cerezas maduran con los primeros soles del verano. En un monolito que dibuja un pañuelo blanco hecho en mosaiquismo, con un lema debajo que dice “son 30.000”, una de ellas posa para la foto sosteniendo un afiche entre sus manos.  En unos de sus puños tiene anudado un pañuelo verte. Se alcanza a leer: ‘Se dice aborto, es nuestro derecho y es ley”. 

La legalización del aborto en Argentina en 2020 tuvo un impacto significativo en la región de América Latina y más allá. Este evento fue visto como un hito histórico para los derechos humanos y sirvió como un catalizador para el debate sobre el aborto en varios países.

Sin embargo, al interior de la Argentina la aplicación de la ley es absolutamente desigual, debido al vaciamiento del Ministerio de Salud de la Nación. “Desde su asunción, Milei y sus aliados han atacado el derecho al aborto y a quienes lo defendemos, han amenazado con derogar la ley y han buscado incumplirla a nivel nacional a través del desfinanciamiento”, denuncian desde la Camapaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.

Otro de los afiches sobre una de las paradas de colectivo en El Hoyo se pregunta: ‘¿Sabías que durante el 2024 el Ministerio de Salud de la Nación no distribuyó medicamentos para garantizar el derecho a la IVE e ILE?”.

Simultáneamente, en Lago Puelo y sobre otra garita de colectivo, amigas de otras socorristas empapan con un pincel un afiche en engrudo. Se pregunta nuevamente si quien lo lee sabía que ‘se duplicó la cantidad de servicios públicos que realizan abortos voluntarios y legales’. El dato se desprende del Proyecto Mirar, un estudio que monitorea la implementación de la ley 27.610 en Argentina.

Un poco más al norte, en El Bolsón, se reúnen en la esquina del Banco de la Nación otras socorristas. En la vereda hay un homenaje a Julio César Schwartz, trabajador del banco desaparecido en el verano de 1978.

Las activistas se separan en dos grupos: unas se van por la avenida de acceso a la ciudad, y las otras por la más céntrica. Suben cuadra a cuadra pegatineando carteles. Los diseños que celebran el derecho a abortar tienen una bruma verde arriba y abajo. Las letras son negras, violetas y rojas. Pegan el primero, dice: ‘¿Sabías que el gobierno nacional discontinuó la provición de anticonceptivos y tratamientos para el aborto?’.

La pregunta flota en el aire. ¿Sabemos qué sucede con las políticas públicas que el mismo Estado desfinancia? ¿Qué tan públicas son si no llegan a nadie, si se pierden o nunca emiten los insumos y recursos que las componen?

En un poste de hormigón cercano al Hospital de Área El Bolsón, una de las socorristas alza sus manos y presenta un afiche con una consigna ya comentada. ‘Se dice aborto, es nuestro derecho y es ley’. La reiteración de algunas frases hace a la insistencia, los feminismos no dan ni un paso atrás.

En San Martín y Junín de los Andes se juntan “a visibilizar, a que el aniversario de la ley vuelva a sentirse, y a reafirmar la lucha por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos”, dicen las socorristas de Los Lagos.

En los postes de las avenidas les dan vuelta con una cinta de pegar a algunos afiches. Son mujeres que participan de la radio comunitaria FM Che, socorristas y personas que fueron acompañadas en sus abortos. “La idea es sentir que la ola verde está presente y lista para seguir luchando siempre”, cuenta una de ellas. 

Otra de ellas asegura que empapelar las calles para recordar que el aborto es ley significa “reinvindicarla en estos tiempos violentos y de tanta crueldad”. Con motivo de “que todes sepan que a la clandestinidad no volvemos nunca más, que nuestro pueblo amanezca con el emblema: aborto legal hoy y siempre”, asegura.

“La ley es estandarte de una lucha marcada por la diversidad y por la historia, es un signo de autonomía fundamental sobre nuestros cuerpos y vidas, y un faro para la lucha de los feminismos de toda la región”, sintetiza una de las activistas de Mutisias Rebeldes, reconociendo la expansión de los movimientos feministas que no conocen de fronteras.

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