“¿Y por qué no transformar esos relatos en poesía?”

Foto: Ni Loca Producciones
La poesía como territorio de desobediencia, como territorio político para seguir hablando de abortos.
Por Laura Rosso
“…Llegó a la reunión con sus ojos quietos
Como una amapola caída, en el patio de invierno
Quiero abortar.”
Esa fue la pregunta que se disparó como una epifanía. O como la manifestación que le daba cauce a una serie de relatos sobre aborto. La aparición de esa idea se hizo tangible en Hoy elijo contarlo, escrito por Mary Coller y Edith Galarza, y editado por Planeta Color y La Revuelta en 2019. Así, ese material ofrecido se transformó en una construcción poética y colectiva que abrió nuevas significaciones para encontrarnos junto a otras y otres.
-¿Por qué hace falta escribir los abortos alejados de la culpa, el miedo y el trauma?
Edith: Porque pueden ser un hito de empoderamiento, de crecimiento, de sentir que se toma una decisión y a partir de eso sentir que se pueden tomar otras. Una experiencia que se convierte en bisagra, nosotras vimos eso en la mujeres que contaron sus experiencias de aborto. Primero porque estar acompañadas por socorristas les dio un marco de ternura, de protección, de seguridad. Eso hace que las vivencias sean distintas, hay una experiencia colectiva que abre un camino para poder proyectar una vida, para poder decidir la vida que una quiere llevar adelante y defender ese deseo, de hacer o no hacer determinadas cosas en distintos ámbitos de la vida.
Mary: Que se lean estas poesías es parte del proceso sanador. La lectura de estos textos es como dice Vero Gago, un territorio de la memoria. La memoria del cuerpo, cualquier persona que haya pasado por un aborto y lea alguno de estos párrafos siente algo interno. La sensación de liberación y libertad es parte de lo que se reconoce y a mí me parece que ese es el hecho político interesante de este libro. Multiplica el efecto del aborto, es decir, el aborto en sí mismo puede ser para una mujeres liberación pero si una lo escribe eso se multiplica por mil, se llega a la posibilidad de que muchas mujeres puedan conectar desde otro modo y además replicar el hecho del aborto acompañado.
En el libro Es tiempo de soltar la lengua, los abortos también son expresados a través de la poesía. Se trata de una compilación de poemas y fotografías que surge en 2018. Un trabajo colectivo y polifónico a cargo de la poeta Tamara Padrón.
“aborto porque quiero tener hijos algún día pero ahora no
aborto porque no entiendo que es lo que tengo en la panza
aborto porque soy una nena
aborto porque estaba borracha y a él no le importó
aborto porque esta vez nos falló el método
aborto porque quiero ir a la escuela y jugar.”
Es tiempo de soltar la lengua, comenzó en la previa de la legalización. Para este proyecto Tamara convocó a compañeras poetas que estuvieran atravesadas por su militancia. Poetas de Chile, España y Argentina que pusieron sus palabras y dejaron aparecer distintas miradas sobre abortos. Se cruzaron también otros temas que no tenían que ver con los abortos, otras violencias sistemáticas como la presión de la maternidad, la violencia obstétrica, los abusos.
Tamara cuenta: “Queríamos que el libro tuviera imágenes, así que se sumaron compañeras que pusieron la cuerpa y otres que tomaron las fotos. Juntes compartimos la diversidad de esas experiencias”.

Tapa de «Es tiempo de soltar la lengua» – Tamara Padrón
-¿Que apareció en el libro?
Tamara: Apareció la experiencia. Todas abortamos o nos acompañamos, entonces aparece algo de lo honesto, de lo ancestral, de los lazos solidarios, de otras generaciones. No fue fácil ponerlo en palabras, pero la poesía te obliga a decir la verdad. El libro es para que nos podamos encontrar, dar cuenta de un estado y conmovernos, encontrarnos en ese alivio también.
Ambos libros representan un proceso de reparación producido por la ternura feminista puesta en juego y militando este acto. “¿Qué hacer?”, se preguntaba Tamara: “¿Qué puedo hacer desde mi lugar para sumar a esta lucha desde el quehacer literario? ¿Qué puedo aportar? Hablemos de aborto, escribamos, leámonos, así empezamos a conectarnos. La poesía repara. En la poesía una es de verdad, la parte más verdadera que puedo ser es en la poesía, la parte más cruda aparece cuando una escribe, pones en juego cosas que no están en juego en lo cotidiano. Cuando aparece la palabra tomas conciencia de muchas cosas. Sí, la poesía tiene algo reparador. Recuperar otras voces, que resuenan en la familia, lo que pasa por el cuerpo de mi hermana o lo que pasó por el cuerpo de mi abuela también pasa por mi cuerpo. Poder ponerlo afuera”.
Mary recuerda que empezar a reflejar esas voces, fue como vivirlo con ellas. Dice que hay belleza y libertad en los poemas de Hoy elijo contarlo y mucha fuerza feminista que sigue, que está en desarrollo. “Atravesar una situación compleja y decidir atravesarla tiene una belleza. Seguir adelante, enfrentarse a lo que haya de enfrentarse y continuar con la vida que una elije. Una situación que puede ser potencialmente traumática cambia si te acompañan, y si te acompañan bien la resolución puede ser amorosa y eso se multiplica socialmente. Y ese proceso hasta puede ser un círculo virtuoso porque muchas quieren luego acompañar a otras en sus abortos como fueron acompañadas. Ese es el hecho político del acompañamiento”.
Edith dice que se entrega a lo que la poesía ordene desprendiéndose y despojándose de todas las ideas que pueden ser juicios, temores y prejuicios para hacer un trabajo honesto que es lo más cercano a estar desnuda en cuerpo y alma. “Desde el momento que me siento impactada con los textos estoy con ellos hacia donde me lleven, después veremos dónde es. Hay un proceso físico, hay una fisiología de la creación poética porque mi cuerpo está muy conmovido”.
“Pará mamá,
dejáme abortar tranquila
dejáme abortar a mí, carajo.
Con el primer sangrado me llegó el alivio
Y una fe sostenida me cerró las heridas.
Soy más fuete de lo que pensaba.
Suena feo pero fue maravilloso
Ay alivio, alivio, alivio
Pude volver a mí
como un talismán brillante
que se perdió en mi pecho.”