Capítulo #5 – Perú: Entre un deficiente aborto terapéutico y el aumento de niñas obligadas a parir

Por Noelia Aguilar Moriena

En Perú el aborto es ilegal salvo en caso de amenaza de la vida o la salud de la persona gestante. Se conoce como aborto terapéutico y fue sancionado en 1924.  Pero recién en el 2014 se oficializó una guía técnica nacional donde se regula la práctica. En este escenario, de  2018 a 2020 solamente 10 menores de 14 años accedieron a la interrupción legal del embarazo. En ese mismo rango de edad, 3.899 niñas de hasta 14 años tuvieron partos. 

Hace sólo 5  meses que Perú cuenta con un renovado presidente, Pedro Castillo, que pese a inscribirse dentro de los gobiernos populistas de Latinoamérica, Castillo manifestó, en plena campaña electoral, que no legalizará el aborto. Sin embargo, en el “Ideario y programa” de Perú Libre, presentado ante el Jurado Nacional de Elecciones, se menciona la “Despenalización del aborto”. En el mismo se detalla que “según las estadísticas mundiales los países que han despenalizado el aborto lograron que el número de los mismos bajaran; permitió salvaguardar la vida materna al ser atendida institucionalmente; redujo prácticas ilícitas de personal médico, paramédico y no médico; disminuyó la mortalidad infantil; y evitó prácticas genocidas como la esterilización forzada en el Perú”. 

Queda así, al menos, abierta una pequeña puerta al diálogo, aunque algunas feministas lo ven con pocas posibilidades de prosperar. Así  lo manifiesta  Milagros Olivera, activista abortera, e integrante de Serena Morena, una red de acompañamiento a mujeres y demás personas con capacidad de abortar: “El presidente no está a favor de que se despenalice el aborto”. 

En campaña,  “Castillo dijo que preferiría  que eso se hable en una Asamblea Consituyente cuando se realice  el debate por la ampliación de dicha asamblea, pero  ahora dice que la Asamblea Constituyente no es una prioridad. Entonces el único canal  a partir del cual dijo que el tema del aborto podía entrar ya no es una posibilidad”, detalla Milagros.

Aborto terapéutico y su compleja aplicación

En Perú el aborto es ilegal salvo en caso de amenaza de la vida o la salud de la persona gestante. Se conoce como aborto terapéutico y fue sancionado en 1924.  El código penal expresa  que quien se practique  un aborto inducido puede tener una pena de hasta dos años de prisión. 

Pese a que el llamado aborto terapéuticoexiste desde hace casi 100 años, recien en el 2014 se oficializó una guía técnica nacional donde se regula la práctica. Al respecto, Milagros detalla que “existía una ley que  aprobaba el aborto terapéutico, pero no podía ser aplicado porque no teníamos el protocolo”. Y agrega que “en el camino han muerto muchísimas mujeres y otras tantas han quedado traumatizadas porque fueron obligadas  a parir  fetos inviables”.

Aunque el aborto terapéutico está permitido legalmente, en la práctica se presentan trabas para acceder a este derecho, lo que lleva a que las personas gestantes aborten de forma insegura poniendo en peligro su vida.

Un sin fin de mujeres y otras personas con capacidad de gestar engrosan la lista de cuantiosas y repetidas  violencias  vividas  por la  tardía ejecución de un protocolo para abortos terapéuticos. Y a esto se le suma el artículo 30 de la Ley General de Salud (LGS) que obliga a lxs médicxs a reportar a  pacientes que lleguen a sus consultorios con “indicios de aborto criminal”. 

Frente a esto, el  Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos Promsex, que  ha realizado un detallado  análisis de constitucionalidad del artículo de la LGS sobre la obligación de médicos y médicas de denunciar, argumenta que el mismo resulta inconstitucional ya que restringe el secreto profesional. Sugiere, por lo tanto, su modificación.

“Eso se ha llevado la vida de muchas mujeres en nuestro país. Hace muy poco murió la migrante venezolana Diana Aleman tirándose del tercer piso de un hospital porque la habían amenazado con enviarla a la policía”, relata la activista de Serena Morena.

El de Diana Aleman era un caso de aborto espontáneo, pero más allá de aborto espontáneo o provocado, lo cierto es que es que la criminalización a la que el sector médico antiderecho somete a las personas que asisten en busca de asitencia, es alarmante.

Foto: Facebook  de Mano Alzada- Perú

Redes que contienen y acompañan

Frente a la sostenida penalización del aborto en Perú, han surgido las redes feministas de acompañamiento. Una de ellas es Serena Morena, que se inicia en el 2017 “luego de un proceso previo de formación con intención de juntar voluntades, de ver la forma de armar alguna propuesta que aún no existía en Perú”.

Así, surge como “propuesta a hablar de aborto libre y explicitar nuestras propias experiencias de aborto y  las experiencas de  otras”, cuenta Milagros, quien es parte de la red desde sus inicios.

Ese 8 de marzo del 2017,  en plena marcha por el Día de la Mujer, cuatro activistas-amigas salieron a “folletear” brindando información sobre la existencia de una nueva red de acompañamiento. Difundieron tambien el correo electrónico a partir del cual las personas interesadas en información sobre aborto seguro, libre y feminista pueden contactarlas.

“Inicialmente teníamos algún tipo de cuidados por las condiciones del territorio, ya que por muchos años hemos tenido gobiernos de derecha, bastante reaccionarios, además de un Congreso conformado enteramente por la derecha más rancia”, explica Milagros al tiempo que agrega que, “eso implicaba, si bien ser concientes que éramos públicas y que nos interesaba posicionar el tema del aborto, también tener presente que estabamos en un territotorio del cual teníamos que analizar las  complejidades para ir  ingresando de forma efectiva sin  disminuir  nuestra capacidad de acción”.

Desde sus inicios, uno de los objetivos de Serena Morena ha sido tomar el espacio público: intervenciones sobre abortos, sexualidad y derechos. “Es algo que seguimos haciendo porque creemos fundamental el testimonio, la experiencia propia”, menciona la feminista. Y refuerza:  “durante mucho tiempo el aborto era  un tema del que no se hablaba siquiera dentro de los espacios feministas, entonces para nosotras era importante que se conozca que tambien hay experiencias de aborto que son de mujeres que han tenido relaciones por su voluntad, que han sido relaciones placenteras. Y si ese embarazo se quiere interrumpir,  es legítimo hacerlo”.

En la actualidad, Serena Morena está  en Lima, Ayacucho, Huánuco y Arequipa. “Hay redes en varias partes del Perú y vamos compartiéndonos la información para que haya activistas informadas”. 

Acompañar: “estar presentes”

“Para nosotras acompañar es estar presentes en la medida que la mujer así lo necesite durante el proceso”, reflexiona Milagros desde Iquitos, Loreto, en plena amazonía peruana.

En el periodo más complejo de la pandemia, donde era difícil transitar,  la red fortaleció los materiales comunicaciones que ya venían elaborando para buscar diversas formas de acompañar. 

“Hemos construido un equipo multidisciplinario, todas desde nuestro ser como colectivo intentamos, en la medida de nuestras posibilidades, asesorar de la manera más completa a las personas que nos contactan”, amplía.

En un país donde abundan los especuladores y hasta lxs pseudo profesionales de la salud que solo lucran con la urgencia de un aborto en un contexto de ilegalidad, la presencia de redes como Serena Morena llega para acompañar y respetar la integridad de las mujeres, creando un espacio de contención desprejuiciado.

Entonces, acompañar se torna “compartir secretos, herramientas que hemos ido identificando entre nosotras y también a partir de otras compañeras de otros territorios como Argentina, México, Chile y del mismo Perú”.

Es, en palabras de la activista de Serena Morena, “generar un diálogo que permita el reconocimiento y sobre todo la no estigmatización de esa experiencia”.

Cifras preocupantes

Pero esas redes de acompañamientos amorosos y desprejuiciados no logran suplir la ausencia de reales  políticas públicas que se traducen en cifras alarmantes. 

Una encuesta del año 2018, elaborada por Instituto de Opinión Pública (IOP-PUCP). informó que, a nivel nacional, el 1 de cada 5 mujeres peruanas se han realizado un aborto. Cifras que evidencian que el  aborto ocurre a pesar de la prohibición legal que hay en el Perú.

La  misma encuesta reveló que “la práctica del aborto es transversal a todos los niveles socioeconómicos. Sin embargo, la mayor cantidad de mujeres que reportaron un aborto fueron de los estratos económicos medios y bajos”. 

Respecto de las edades, el informe indicó que si bien los abortos son practicados por mujeres de todas las edades,  “se evidencia una mayor frecuencia entre mujeres jóvenes (menores de 30 años)”.

Niñas y adolescentes obligadas a ser madres 

América Latina y el Caribe es el segundo continente a nivel mundial con la mayor tasa de embarazos en niñas y adolescentes. Gran parte de estos embarazos son producto de violación sexual intrafamiliar, fundamentalmente aquellos en niñas menores de 15 años. Y el país trasandino no es la excepción.

Según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV), una plataforma del Ministerio de Salud (Minsa), en el 2020, Perú triplicó el número de niñas menores de diez años de edad forzadas a ser madres.  Año en el que la cifra de partos registrados formalmente en ese rango de edad fue de al menos 26, una consecuencia directa del aumento de la violencia sexual durante la pandemia.

El CNV informó que ese total de 26 niñas entre cero y diez años que fueron forzadas a parir en el 2020 -la mayoría de ellas en Lima (15)-, prácticamente triplica los casos contabilizados en el 2019 (9) y multiplica por cinco los registrados en el 2018 y 2017 (5).

Los partos de niñas embarazadas entre los 11 y los 14 años ascendieron a 1.155 y, en adolescentes de los 15 a los 19, la cifra repuntó a 47.369. En su gran mayoría, estos embarazos se traducen en nacimientos prematuros.

Sobre los embarazos de niñas y adolescentes, Milagros menciona quela magnitud del problema es tal que cuando se inició la vacuna por Covid para las mujeres embarazadas, el mismo Ministerio de Salud en sus publicidades decía que estaban vacunando gestantes desde los 12 años en adelante”.

Es decir, el mismo Estado reconoce como una cuestión naturalizada que niñas menores de 12 años sean madres. “O sea, las mismas políticas de estado se arman asumiendo ese fracaso como sociedad”, reflexiona la activista abortera.

En contraposición, el acceso al aborto  en las  niñas es llamativamente  bajo. De  2018 a 2020, a nivel nacional, solamente 10 menores de 14 años accedieron a la interrupción legal del embarazo. En ese mismo rango de edad, 3.899 niñas de 0 a 14 años tuvieron partos. 

También es preocupante advertir que el número de abortos terapéuticos practicados a niñas menores de 14 años entre los años 2019 y 2020 es de 6, según las cifras brindadas por la Defensoria del Pueblo. Es mucho menor al número de abortos ilegales en menores de edad denunciados al sistema de justicia, en ese periodo de tiempo. 

Según la Defensoría del Pueblo, entre los años 2019 y 2020, se registraron 24 investigaciones contra niñas y adolescentes denunciadas por aborto (no se precisa cuántas de ellas tenían menos de 14 años).

Por su parte, Cladem Perú detalla que “solo en el 2021 se han registrado 791 niñas menores de 14 años que han sido forzadas a ser madres. Además, del 2012 a la fecha 9830 niñas menores de 14 años se han visto forzadas a ser madres, de las cuales 63 eran menores de 10 años”. 

Proyecto presentado, expectativas en aumento

A principios de octubre, la congresista de Juntos por el Perú, Ruth Luque, junto a organizaciones feministas, anunciarion la presentación de un proyecto de ley para despenalizar el aborto por violación.

Con este proyecto, se busca modificar el artículo 119 del Código Penal para que el aborto por violación sea considerado una interrupción del embarazo no punible. La propuesta está pensada para que mayores de edad e incluso menores de 18 años  puedan acceder al aborto en condiciones seguras.

Con el proyecto de ley, tambien se planteará que el Ministerio de Salud elabore una guía técnica o protocolo específico para atender las solicitudes de las mujeres embarazadas por violación que quieran acceder a una interrupción voluntaria del embarazo. 

La iniciativa legislativa será presentada al Congreso a inicios de noviembre en el marco del mes de lucha  contra las  violencias machistas y luego de recibir los aportes de organizaciones especializadas en derechos de las mujeres.

Foto: Facebook de Iquitos-Perú Noticias

Queda un largo camino por recorrer. Pero el impulso de la marea verde avanza, aún en sociedades tan conservadoras y heterogéneas como las del Perú.

“Es importante, es un logro súper histórico todo el proceso de movilización social que se vivió el año pasado en Argentina con el aborto.  Pero también es como lo hicieron y lo lograron. Por su historia y su proceso.  Argentina es un espacio donde se respira la política”, relata Milagros para enlazar con ese análisis, lo que sucede en su país.

En Perú, durante toda la década de los años ‘90, “las organizaciones sociales fueron exterminadas con éxito, con mucho éxito», reflexiona la activista. Y agrega esperanzada: “estamos en un proceso nuevo, viviendo este proceso de la recomposición de las organizaciones sociales y vamos caminando para generar una conciencia colectiva  que sea aplicable al territorio. Vamos caminando para hacer  nuestra propia ruta”.

Aún se arrastran frescas esas heridas. Pero también se avanza en la recomposición y organización desde las bases, que gestan luchas colectivas desde sus diversos territorios. La lucha por la legalizacion y despenalizacion del aborto, es una de ellas. Y florece  con fuerza y persistencia impostergable. 

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