Consultorio de Salud Integral: 10 años construyendo salud feminista y con perspectiva de derechos humanos en Córdoba

Desde hace 10 años, la ciudad de Córdoba cuenta con un Consultorio de Salud Integral que funciona como una cooperativa de trabajo y garantiza los derechos reproductivos y no reproductivos a quienes asisten. Para las 28 personas que forman parte de este espacio, representa un refugio. En esta nota, dos trabajadoras comparten sus experiencias, desde los inicios hasta los desafíos a los que se han enfrentado.

Pensar un consultorio de salud integral feminista y con perpectiva de derechos humanos hace 10 años, cuando no había Ley de aborto en Argentina y aún el tema no estaba siquiera instalado en la sociedad, suena a un gran desafio. Y así lo encararon las trabajadoras del Consultorio de Salud Integral de la ciudad de Córdoba, que el pasado 1º de mayo cumplió 10 años de existencia.

“Considero que es algo inédito respecto a otros espacios de salud, donde hay ciertos profesionales amigables, pero no constituye una política institucional”, resalta Leila Lafi, psicóloga y orientadora en el Consultorio, al tiempo que agrega que es una experiencia común, al acceder a servicios relacionados a la salud, pasar por situaciones de hostilidad o violencia por parte del personal, una mirada normativa respecto a los cuerpos y cierta dificultad para singularizar la atención, por el tiempo y la disposición emocional que eso implica. No digo que esté logrado en nuestro espacio, pero es un desafío permanente y poder pensar en términos feministas está en relación eso”.

En la actualidad, el Consultorio es una cooperativa de trabajo que funciona de manera asamblearia y de la que participan 28 personas. Melina Torres, orientadora de salud sexual desde hace 9 años, lo describe como “un espacio que acompaña procesos de salud sexual y reproductiva desde una perspectiva de derechos humanos y género. Que garantiza Interrupciones Voluntarias del Embarazo (IVEs), desde una mirada amorosa e integral de la salud”.

Lelia, quien es parte del Consultorio desde hace 6 años, expresa que “por momentos es un refugio ante ciertas hostilidades que implica este contexto, un lugar de discusiones y aprendizajes de cómo autogestionarse en salud. Significa convivir con diferentes miradas de lo que somos y hacemos asumiendo nuestra propia diversidad, un espacio de contención, de desborde y de muchísimo trabajo”. 

Sus inicios con impronta feminista

Corría la primavera de 2012 y una reunión convocada por una organización colombiana para compartir un proyecto que a partir de la década del noventa se expandió por latinoamérica, comenzó a despertar inquietudes en las participantes.

A ese encuentro asistieron integrantes de diferentes organizaciones, tales como el  Colectivo de Salud Colectiva, Socorro Rosa Córdoba, Católicas por el Derecho a Decidir y del sistema público de salud.

“A partir de ahí, se inicia la búsqueda de un espacio, de las primeras personas convocadas va quedando un grupo más reducido y se arranca. detalla Melina. 

Se materaliza, así, un espacio para garantizar abortos seguros y de calidad en Córdoba, en el tradicional Barrio Alberdi. Y fue ese el punto de partida de esta gran historia de lucha feminista. 

Con el paso del tiempo el equipo crece y a lo largo de estos años sostienen y cuidan este proyecto de política amorosa que ha aprendido a sortear las vicisitudes del contexto. 

Hoy es un equipo de trabajo que se especializa en la salud sexual y (no) reproductiva desde un modelo de atención integral, feminista y trans-feminista y desde una perspectiva de derechos humanos y de género .

Sorteando obstáculos para garantizar derechos

En un contexto donde el sistema médico hegemónico actúa y se sostiene con prácticas violentas, anulando autonomías y restringiendo derechos, los espacios de salud integral con impronta feminista  se presentan como un gran aportunidad para el sector que acuerda con esa postura. Pero es la antítesis, para los sectores antiderechos, que con diversos artilugios pretenden impedir el crecimiento de estos espacios. 

Frente a ello, como relata Leila “lo que ayuda es saber que hay un equipo, pero también agrupaciones y personas cercanas que nos asesoraron y cuidan. Poder procesar de manera colectiva las dificultades hizo y hace que sea menos complejo o angustiante. Las ha habido de diferente tipo, con distinto impacto, con diferentes tiempos de resolución, pero siempre con mucha reunión, diálogo, reflexión. Y creo que cada una nos dejó aprendizajes significativos”.

Para Melina,la hostilidad de Córdoba, incluso con una ley de interrupción voluntaria del embarazo aprobada, implica seguir acompañando a las pibas y seguir garantizando un acceso a la interrupción de embarazo”.

Implica, ademas, “que las obras sociales lo paguen, lo garanticen, no pongan trabas, que los hospitales y centros de salud lo garanticen de manera gratuita, que se pueda acceder no solamente a la IVE, sino también a la IVE de manera integral y completa, todo lo que implica la atención post-aborto, los controles, el poder acceder a un método anticonceptivo”.

Como detalla la orientadora de salud sexual, las acciones del Consultorio son «un reme muy diario con las redes que tenemos, con los y las trabajadoras de la salud que todavía creen que es una cuestión de opinión personal, no garantizan, las pibas que dan vueltas y eso todavía nos rompe y nos implica un desafío cotidiano”. 

10 años en expansión

En la actualidad, el equipo del Consultorio está conformado por profesionales, activistas sociales y feministas  y forman  parte de una red nacional y latinoamericana de espacios que tienen el mismo compromiso y se apoyan en el trabajo de otras organizaciones sociales y políticas compañeras.

“Nuestro espacio funciona además como centro capacitador y de acompañamiento a efectores y equipos de salud que requieran ampliar sus conocimientos y prácticas en el tratamiento integral del embarazo no deseado, no planificado. En estos años hemos capacitado con programas teórico/prácticos a más de 60 efectores de salud del sector público y privado de diferentes provincias del país. Y somos el centro capacitador para América Latina de la Fundación ESAR”, detalla entusiasmada Leila.

Ademas, explica que “brindan asesorías en anticoncepción y cuidados en salud sexual y garantizamos el acceso a prácticas seguras de Tratamiento de Aborto Incompleto (TAI) a partir de la Ley  27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo”.

También garantizan el acceso a tratamientos farmacológicos y Aspiración Manual Endouterina (AMEU) con altos estándares de calidad científicos y basándose en las recomendaciones y guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la IVE del Ministerio de Salud de la Nación. En el último tiempo, han realizado convenios con distintas obras sociales que brindan cobertura a algunas de esas prácticas.

Con mucho camino por recorrer

Para Melina, aún quedan muchos desafíos por alcanzar, como “seguir profundizando en las discusiones políticas del contexto de la construcción de un espacio, no perdernos de vista, no perder de vista a las compañeras que nos acompañan como las socorristas de las que tanto hemos aprendido”.

Leila analiza que aún “hay personas que acceden a abortos clandestinos, la ley no salda la cuestión del acceso y está asociado, de alguna manera, a lo expulsivo y burocrático del sistema de salud. Entonces sigue siendo un desafío que las usuarias lleguen al espacio”. 

Por otro lado, a mayor garantía de derechos, más se fortalece la ofensiva conservadora. “Es un momento donde se vuelve muy importante mantenerse funcionando en red, organizadas, asumiendo la dimensión política que tiene nuestro trabajo. Y al ser un espacio auto-gestivo, es fundamental que se sostenga por muchos años más”, finaliza  la psicóloga y orientadora del consultorio cordobés.

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