¿Por qué peligra el aborto legal en EE.UU?
En 1973, la Corte Suprema de EE.UU., en el fallo Roe vs. Wade, establece el derecho al aborto. Para ello se basa en el principio constitucional de la privacidad tanto de las familias de poder decidir cuándo tener hijxs, como así también de la privacidad de lxs profesionales de la salud para ejercer su práctica médica.
Desde entonces, en EE.UU. se permite el derecho al aborto legal por cualquier motivo hasta la «viabilidad fetal», alrededor de las 23 o 24 semanas de embarazo. El fallo otorga a las personas gestantes el derecho a abortar durante todo el embarazo y define diferentes niveles de interés estatal para regular el aborto en el segundo y tercer trimestre.
El tema tomó estado internacional cuando, el 2 de mayo, se filtró un borrador con la próxima decisión de la Corte Suprema, donde anularía la sentencia Roe vs. Wade. El borrador de la decisión en el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization, escrito por el juez ultraconservador Samuel Alito, confirma una ley de 2018 de Mississippi que prohíbe los abortos después de las 15 semanas de embarazo y no incluye excepciones en casos de violación o incesto.
Antecedentes del avance de la derecha: la enmienda Hyde
De aprobarse el borrador, la situación se tornaría aún más compleja a la que ya padecen las personas de bajos recursos que desean realizarse un aborto. Esto se debe, como detalla para Socorristas en Red, Cora Fernández Anderson, profesora de Ciencia Política en Mount Holyoke College en Massachusetts, a que “desde el fallo Roe vs. Wade se permite el aborto pero el estado no garantiza su acceso porque desde el ‘76 existe una enmienda llamada Hyde que establece que no habrá fondos del gobierno para pagar o subvencionar los abortos”.
La enmienda Hyde, presentada por el representante Henry Hyde es una prohibición total para la cobertura del aborto. Y en su actual versión, prohíbe el financiamiento federal excepto para circunstancias de violación, incesto y peligro para la vida de la persona. Esta enmienda ha aprobado, además, políticas que niegan la cobertura de seguro para el aborto a empleadas federales, voluntarias del Cuerpo de Paz, comunidades nativas americanas, personas en las prisiones y centros de detención federales, incluyendo a aquellas detenidas por propósitos de inmigración.
Esto explica, como detalla Fernández Anderson la razón por la que acceder a un aborto “realmente ha sido muy limitado desde el comienzo. A su vez, como este es un país federal, pero de un federalismo muy fuerte, los estados retienen un montón de autoridad en sus jurisdicciones para regular ese acceso. Obviamente no pueden ir en contra y negar el acceso al aborto pero sí pueden restringirlo y esa ha sido la estrategia de los antiderechos, sobre todo a partir de los años ´90 y los 2000”.
Activismo a favor del aborto vs. la ultra derecha
En EE.UU. el movimiento de liberación de la mujer de finales de los ‘60 y principios de los ‘70 convirtió el derecho al aborto en una parte clave de sus demandas. Sin embargo, en la actualidad, el movimiento feminista no posee la misma potencia e incluso un sector se encuentra comprometido con el statu quo político y está demovilizado, mientras la ultraderecha avanza a paso sostenido en su cruzada contra el aborto.
“La primera reacción de los antiderechos, por los años ‘80, fue pasar una enmienda constitucional que proteje la vida desde la concepción, pero como eso fracasa, se propone erosionar el derecho al aborto a nivel de los estados”, precisa la docente de Ciencia Política.
Avanzan, así, con “restricciones a nivel estatal, por ejemplo hacer esperar 48 horas desde el momento que se expresa el deseo de abortar hasta que te lo dan o regulaciones específicas para las clínicas de aborto”, precisa la investigadora haciendo referencia al hecho de que “en EE.UU. está tan estigmatizado el aborto que la mayoría de los hospitales o médicos que trabajan en hospitales no lo realizan, “sino que hay clínicas privadas específicas para abortos con lo cual la regulacion podía ir dirigida directamente a las mismas”.
Entonces, empiezan a surgir regulaciones con supuestas narrativas que buscan proteger la salud de la mujer pero que, en general, las clínicas no pueden cumplir y así se impide su avance y funcionamiento. “De esa manera fueron pasando más y más restricciones y por ejemplo algunos estados llegan a tener sólo una clínica de aborto y algunos políticos se ponen como objetivo que su estado será el primero que no tendrá clínicas de aborto”, explica la docente. Entonces, cada tanto, maniobras de los sectores antiderechos vuelven a insistir con regulaciones contrarias al fallo Roe vs. Wade para intentar revocarlo.
“Hace unos años, cuando la Corte estaba balanceada entre los progresistas y los conservadores ninguna de esas leyes llegaba, pero Trump tuvo la posibilidad de nominar a tres jueces de la Corte, entonces ese equilibrio se perdió. Y el año pasado hubo dos casos claros que demostraron cómo los jueces de la Corte Suprema estaban dispuestos a rebocar el derecho a aborto”, relata Fernández Anderson.
El primer caso es una ley en Texas, que prohíbe el aborto cuando se oye latir el corazón del feto y entró en vigencia en septiembre del 2021. “Entonces, en Texas, desde el año pasado no hay abortos después de las 6 semanas”, precisa Cora, al tiempo que agrega que en contraposición “surge una red de activismo para trasladar a esa gente a los estados vecinos. Pero estos también son muy conservadores y restrictivos, porque si uno mira el mapa de EE.UU. la mayoría de los estados del sur y del centro son muy conservadores. En los únicos en los que el acceso al aborto está garantizado e incluso hay leyes que lo protegen son los estados de la costa oeste, como California y Oregon y de la costa este, como Massachussets, Nueva York, Vermont, pero todo el resto, la mayoría ha tratado de penalizar y restringir aún mas”.
La segunda ley que se presenta es la de Mississippi. “Este es el caso que ahora está desarrollándose y del que se filtró el borrador que dicen, revocará el actual fallo y delegará la autoridad para regular el aborto a los estados, entonces no habrá una ley nacional sino que cada estado podrá elegir si quiere legalizar o no el aborto”.
Junio: fecha clave y el aumento de la polarización
Se espera que la decisión de la Corte se conozca a finales de junio, ante las fuertes probabilidades de que la sentencia Roe caiga, han empezado a surgir movilizaciones a favor del aborto.
“El 14 de mayo hubo movilizaciones en las grandes ciudades de todo el país. Habrán visto incluso que en ciudades grandes como Nueva York y Chicago el pañuelo verde hizo su aparición. En ciudades más pequeñas, también”, agrega Fernández Anderson.
Foto/ Kisha Bari
El tema está instalado en la opinión pública y como detalla la docente, “hay una polarización extrema con el aborto que se replica entre los que apoyan a Trump y quienes se oponen a él. Es decir, el país está bastante dividido y en algunas zonas, bastante segregado”.
Las marchas y movilizaciones a favor del aborto van en aumento pero en palabras de Fernández Anderson, “el sistema político en EE.UU. es mucho más cerrado a los movimientos que los sistemas políticos de América Latina. Aquí el sistema está altamente institucionalizado y tiene muy poco contacto con movimientos sociales con lo cual a estos últimos les es muy difícil llegar a tener impacto. A su vez, las reglas institucionales realmente reafirman el status quo y es muy difícil cambiar políticas”.
Sobre la polarización en avance y la fuerte institucionalización, la docente reflexiona que “EE.UU. atraviesa una crisis en la democracia, crisis muy significativa y muy profunda. Este país es cada vez más antidemocrático y no sólo por la experiencia de la presidencia de Trump sino que hablamos de las raíces de los valores y de las instituciones que están en este lugar con lo cual se necesitan reformas institucionales muy fuertes para lograr que el sistema político responda a las demandas de los movimientos sociales, de la opinión pública en general y de la población”.
El sector político no responde a las mayorías “sino sólo a intereses políticos muy pequeños, a los que financian campañas políticas, a grupos muy reducidos y eso se ve en muchos temas, no sólo en el de los derechos reproductivos y el aborto. Y eso hace muy difícil que los movimientos tengan impacto y que logren cambiar las políticas si no se da una reforma institucional mucho más profunda en este país”.
Mientras tanto, avanza junio y el calor del norte permite que las movilizaciones crezcan y se tiñan con la expansión de la marea verde que avanza desde el sur y con ella, miles y miles de mujeres, niñas, adolescentes y disidencias se movilizan y organizan con la esperanza de lograr que el fallo Roe vs. Wade no sea revocado.