Campaña Fuera Mekorot: la lucha del agua por y para el pueblo

Desde 2023, la Campaña Fuera Mekorot visibiliza a la empresa israelí Mekorot por violar los derechos de acceso al agua en Palestina y replicar este modelo en varios paises del mundo, incluido Argentina. Sol Morel, militante socioambiental e integrante de la Campaña, detalla las estrategias que desarrollan para impedir la privatización del agua en el país.
Por Noelia Aguilar Moriena
La lucha por los bienes comunes tiene largo recorrido en Argentina y en toda Latinoamérica. Una de esas luchas es la del agua, que entrelaza a organizaciones socioambientales que alzan la voz en cada territorio y tejen estrategias de visibilización para poner freno al extractivismo que se hace presente de múltiples formas.
Fuera Mekorot es una de esas organizaciones que, en modalidad de Campaña, surge para impedir la privatización del agua en los territorios.
Sol Morel, militante socioambiental rosarina e integrante de la Campaña Fuera Mekorot explica que la misma “nace en el 2023 como parte de un llamado del Movimiento Boicot, Desinversión y Sanción (BDS), luego que organizaciones como el Comité de Solidaridad con Palestina de Argentina y de derechos humanos alertaran que en febrero de ese año el Ministro de la Interior en ese momento, Wado de Pedro, a través del Consejo Federal de Inversiones (CFI) firmó un convenio entre varias provincias argentinas con la empresa estatal de aguas israelí, llamada Mekorot. Supuestamente o bajo la excusa de mejorar el manejo del agua en las distintas provincias argentinas”.
La empresa Mekorot fue creada, incluso antes del estado de Israel, allá por año 1937 y desde sus inicios ha tenido un objetivo, como detalla Sol, “colonizador y, ademas, ser parte del proceso del limpieza étnica y del robo de los bienes comunes del pueblo palestino”.
Esta empresa estatal de agua israelí funciona tanto en los territorios históricos ocupados como en los territorios ocupados actualmente de Cisjordania, donde le roba el agua al pueblo palestino, desvía cursos históricos de agua como el del rio Jordán para brindarle agua a sus colonos y, también, controla a la población palestina, privándola de este bien común fundamental para la vida. Por otro lado, “Mekorot hace negocios a través del manejo de este recurso, otorgando precios accesibles a los colonos israelíes al tiempo que impone precios elevados a la población palestina”.
Mekorot en Argentina
Desde la Campaña alertan que Mekorot firmó, en un primer momento, convenios para asesorar a siete provincias argentinas en el diseño de “planes maestros de agua”, lo que, en realidad, implica una pérdida de soberanía.
Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Juan, Río Negro, Formosa, Santa Cruz son las provincias a cuyos contratos han podido acceder pese a la negativa de los estados provinciales y nacional de publicar la información. Además explicitan los casos particulares de Santiago del Estero y Santa Fe donde el CFI detalla que no hay convenios firmados con Mekorot, pero sus gobiernos sí lo han anunciado oficialmente. Incluso, más recientemente, el año pasado, se suman a la lista las provincias de Chubut, Neuquén y Jujuy.
Para Sol, “la información específica que se plantea en convenios a los cuales han accedido, está orientada al análisis de la situación actual del sector del agua, el análisis de potencial de los recursos hídricos tanto de los superficiales como subterráneos. Acá cabe destacar la gravedad que una empresa extranjera acceda a estos datos de tal relevancia, como es saber cual es la situación actual del sector hídrico”.
Por otro lado, los acuerdos prevén “la creación de proyecciones de la demanda de agua, tanto urbana como rural y de riego, para crear un sistema de asignación que permita regular la demanda de agua y definir planes alternativos de abastecimiento, así como el análisis económico, balance de prospectivo y recomendaciones para desarrollar planes maestros”.
Un punto extremadamente sensible y preocupante tiene que ver con el dinero que se le otorga a la empresa. Dinero que, como detalla la militante socioambiental “es del pueblo argentino y va a las arcas de la empresa de un Estado genocida, que ha sido denunciado internacionalmente justamente por cometer genocidio”.
Mekorot va a recibir “casi un millón 460 mil dólares por las tareas en la provincia de Río Negro, dentro del plazo que prevé el contrato. Y de extenderse ese plazo, la provincia se ve obligada a abonar 73 mil dólares por cada mes que continúe las tareas. Por otro lado, se prohíbe toda publicidad del contrato sin autorización por escrito de la empresa, de hecho la misma se queda con la propiedad intelectual de todo lo producido, de toda la información en base de datos, información que brindan organismos de la provincia, a excepción de los informes entregados al CFI. El resto de la información pasa a ser propiedad de Mekorot y no se ve obligada a brindarla públicamente”.
Cómo si esto no fuera suficiente, “el contrato se rige según las leyes de Inglaterra, delegando todo tipo de soberanía a otro país y en el caso de que haya algún conflicto no resuelto, se somete a una arbitraje de tribunales ingleses, según el reglamento de la Cámara de Comercio Internacional”.
En las provincias con fuerte impronta en los agronegocios, como Santa Fe, “se anunció explícitamente que el trabajo de Mekorot sería generar infraestructura en una zona que se conoce como los bajos submeridionales, son unos humedales inundables que quieren reconvertir para poder correr la frontera agrícola y seguir desarrollando el monocultivo de la soja. Para eso necesitan sacar el agua de ahí y desviarla y justamente eso es lo que viene a hacer Mekorot”.
Lo mismo sucede con las provincias mineras, donde lo que se busca es desarrollar la infraestructura y, como describe Sol, “asesorar en cómo desviar cursos de agua para beneficiar a estas empresas extractivistas”.
“Buscan no sólo despojar concreta y materialmente del agua a la población sino también cambiar la mentalidad y que se profundice la mercantilización y la privatización del agua. De hecho, es muy impactante escuchar a Diego Berger, líder de los proyectos de Mekorot para América Latina, cuando dice que el agua lejos de ser un derecho humano debe ser una mercancía, que el agua debe ser cuidada ya que nuestros pueblos están acostumbrados al derroche del agua y que la mejor manera de cuidarla es a través de un arancel”, enfatiza la activista.
Otro punto preocupante que viene a imponerse con Mekorot, es que para consumo humano además del agua potable, aparece como viable otros tipos de agua residuales que son trabajadas para la reconversión al consumo. También, la cantidad de litros de agua que una persona necesita para el consumo, ya que se pretende bajar a las cantidades mínimas con la idea de que no debemos consumir lo que queremos sino lo que se puede.
“Se piensa un recurso finito como es el agua justamente para seguir profundizando todo el entramado extractivista y capitalista. Y en ese sentido vemos cómo el colonialismo por un lado y el extractivismo por otro, se unen bajo este paraguas capitalista para despojar a los pueblos de nuestros derechos básicos”, expresa Sol.
El agua, para el pueblo
Visibilizar a una empresa saqueadora que se expande mundialmente y luchar por el cuidado de los bienes comunio es tarea cotidiana de la Campaña Fuera Mekorot. Por eso, “es fundamental mostrar quién es Mekorot, qué viene a hacer a nuestros territorios, qué ha hecho en el territorio Palestino y en otros países, poder conocer las estrategias que se dan”.
Así, van apareciendo los necesarios ejemplos esperanzadores, como “las denuncias internacionales que tuvo la empresa israelí en Portugal y Holanda donde los convenios fueron rescindidos”.
También, “organizaciones de reconocimiento internacional como Naciones Unidas o de derechos humanos como es Amnistía Internacional, que han denunciado a Mekorot como una empresa que ha colaborado con el genocidio en Gaza, con el proceso de limpieza étnica en toda Palestina y acusada principalmente de apartheid del agua, es decir de un control y un uso discriminatorio del agua hacia para con la población palestina”.
Así, la Campaña se mueve entre acciones legales e institucionales para recabar información que los estados niegan como pedidos de informes, audiencias públicas en el Congreso. Y también las acciones callejeras de visibilización, la participación en las distintas luchas particulares que también se ven afectadas por la mercantilización y la privatización del agua y la llegada de Mekorot, el apoyo a las distintas asambleas provinciales y locales y la articulación con asambleas y organizaciones de otros países.
Como recalca la activista rosarina, “tenemos una ardua tarea por delante, sobre todo para frenar la posibilidad de que se firmen acuerdos con otras provincias, porque esto también es progresivo. Para que no les resulte gratuito la firma de los convenios con otras provincias y principalmente, para que no se siga avanzando con la expoliación de nuestros bienes comunes y que el agua esté en manos de los pueblos y para las necesidades de los pueblos”.