“Las sentí cerca”

Luciana, 24 años, Trevelin, Chubut.

Voy a contar mi experiencia al realizar una ILE por primera vez. Espero que esto sea de ayuda para quien lo necesite y para concientizar sobre la importancia de informarnos más sobre este tema. 

Yo estoy al tanto de la ley y obviamente estoy a favor, pero no sabía en concreto que en mi provincia era legal una ILE. Pensaba que aún no. Todo empezó con un atraso, que se hacía cada vez más largo y también con dolores estomacales, descompostura, etc. Jamás me imaginé que podría llegar a ser un embarazo, pensaba que era solamente estrés. Yo me cuidé siempre con pastillas anticonceptivas, pero en ese momento había dejado descansar el cuerpo y no las iba a tomar más por un tiempo, como te recomienda cualquier profesional de salud. A la hora de tener relaciones usamos preservativo, pero se rompió/pinchó. Yo no le di importancia en su momento porque hice cálculos y no estaba en mis días fértiles, entonces me confié. 

Ahí arrancó todo, los días pasaban y no me bajaba la regla, tenía dolores menstruales, pero no había caso que bajara. Pasó un tiempo más y me digné a hacerme el test, me dio positivo enseguida. Desde el principio era algo que no esperaba y que claramente no deseaba, no tengo pareja estable, estoy estudiando, vivo con mi familia, entre otras cosas más. Entré en pánico en ese momento, pero nunca fue una opción tenerlo por las razones que di anteriormente.

Así que me puse en contacto con una amiga, para que me diera una mano con lo que me estaba pasando. Ella vive en Córdoba y está en contacto con las socorristas de allá, así que averiguó y me pasó el contacto enseguida para comunicarme con el grupo de socorristas de acá. Así que ese mismo día conocí a Rosa vía WhatsApp. Fue un amor desde el principio, en todo mi miedo, mi pánico y el no saber qué hacer, para dónde disparar, ella me escuchó, me entendió y me supo calmar. Me dijo que me iba a poner en contacto con dos socorristas que me iban a acompañar como grupo durante todo este proceso. Y así fue, inmediato. 

Al otro día me escribió Virginia, diciéndome quién era y que ella iba a ser una de las que me iba a acompañar durante mi ILE. Armaron un grupo y ahí conocí a Marimar también. A pesar de la pandemia, de la cuarentena, y de que no podíamos hablar más que por celular eso no fue impedimento de nada en ningún momento. Supieron ayudarme y de la mejor manera, me contuvieron en todo momento y siempre estuvieron en contacto conmigo, todos esos días las sentí cerca. Esto fue un día jueves, ellas me informaron sobre la médica que iba a atender mi caso, me pasaron su número para acordar un horario y al otro día ya tenía un turno con ella en el hospital. Fui a verla con una amiga porque no quería ir sola. Ahí conocí a Verónica, desde el principio también fue un amor conmigo, me escuchó, me explicó paso por paso todo lo que tenía que hacer y aclaró todas las dudas que tenía en ese momento. Esto fue un viernes, ahí mismo pidió la medicación para tenerla cuanto antes y me citó a un turno con el ecógrafo para saber con exactitud de cuántas semanas estaba y también con la psicóloga porque por protocolo te lo piden. Así que ese lunes a la mañana fui con la psicóloga, la cual también me escuchó y me acompañó. Y a la tarde tuve la ecografía, el médico ahí me confirmó que estaba de once semanas. Me dijo que estaba a tiempo de realizar la ILE con misoprostol. En ese momento empecé a sentirme más tranquila con toda la situación, porque quería un procedimiento con misoprostol en casa y no con internación. Salí de la clínica y le comenté esto a la doctora y a las socorristas. Verónica, la doctora, me dio un turno para verla al otro día y me comentó que ya tenía la medicación para realizar el procedimiento. Así que ese martes fui a verla y ahí determinamos cómo iba a ser todo a la hora de llevar a cabo la ILE. Yo no quise hacerlo en mi casa, por cuestión de comodidad y porque no todos en mi familia sabían por lo que estaba pasando, pero una amiga, que es la que me acompañó en todo momento, me ofreció su casa para hacerlo. Una vez que me organicé, quedamos en que lo iba a hacer esa misma tarde, por comodidad de horarios básicamente. 

Quiero recalcar, lo importante que es tener a alguien en ese momento. No es algo fácil de vivir, es doloroso y necesitas a alguien que aunque sea te acompañe, ya sea en estar al lado tuyo, trayéndote agua, o lo que necesites. Ella estuvo en todo momento acompañándome. El procedimiento duró aproximadamente doce horas desde la primera puesta. Hice todo lo que me indicaron, como fue intravaginal tuve que estar una hora con las piernas en alto hasta que se consuman las pastillas bien. Las pérdidas empezaron desde la primera puesta, el dolor también, al principio fue bastante soportable todo y las pérdidas eran pocas, a la segunda puesta empecé a levantar un poco de fiebre y tenía escalofríos, era lo esperable (me tomé la temperatura en todo momento, en las tres puestas y cuando veía que mi temperatura aumentaba mucho también). En la tercera puesta es cuando empezó el dolor fuerte, la fiebre alta y el malestar intenso, como a las tres horas de colocarme las pastillas fue cuando pude largar el saco del embrión. El dolor fue insoportable hasta ese momento, cuando ocurrió eso, como por arte de magia se fue todo el dolor, se bajó la fiebre y me sentía bien. Después seguí con pérdidas grandes dos horas más y ahí recién pude dormir hasta el otro día.

Ese fue todo mi procedimiento. Después de eso hice un día de reposo ya que no había dormido bien esa noche y demás, pero en cuanto a salud me sentía bien. La ILE como dije anteriormente la realicé un martes, el jueves ya tenía un turno con Verónica, la doctora, para contarle como me había ido y cómo viví todo. El viernes ella ya me había sacado un turno con el médico para realizarme la última ecografía para ver cómo estaba en cuánto al útero y si se había generado la ILE con éxito, y ahí fue cuando me enteré que todo había salido bien. Por suerte no tenía dolores, ni pérdidas grandes, y mi cuerpo había trabajo re bien. Yo seguí con pérdidas leves durante una semana y media aproximadamente, pero después mermó todo. Obviamente esto lo realicé con el apoyo de las socorristas también, que estuvieron al tanto de todo desde el primer momento hasta el último. 

Ahora yo me siento muy bien, estoy tranquila con mi decisión que sé que fue lo mejor y a nivel de salud también. No tengo secuelas de eso, mi cuerpo sigue funcionando correctamente y no tuve otros efectos secundarios. Hoy más que nunca entiendo el porqué de la ley, y por qué todas nos merecemos salir ilesas de esto, tener un trato digno y que el procedimiento no sea sinónimo de muerte, al contrario. Y también pude entender la importancia que tienen las socorristas en todo esto, el apoyo que te brindan y el acompañamiento es algo impagable. Espero que mi relato sirva para entender un poco más e informarse también. Y que el miedo quede lejos. Vamos a seguir luchando para que no haya ni una menos y que sea ley 💚💜🙌🏼

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